Esta ultima hora he navegado por internet buscando algo interesante que llame mi atención. Lo cual en realidad no es tan bueno tomando en cuenta el hecho de que tengo otros pendientes y simplemente estoy perdiendo el tiempo (de la misma foram que hago en estos instantes al escribir).
A pesar de ser tan recriminatorio, me doy cuenta de que tengo muchas cosas que pensar y por ende, que escribir.
Recordando viejos intereses comencé a buscar información sobre remedios caseros, desde donde fui a parar a un site llamado Vida Natural. No lo he revisado en su totalidad pero me ha gustado bastante pues es un híbrido entre noticiero ecológico y recopilatorio natural.
Ahí dentro terminé en un artículo que hablaba sobre la depresión y algunos métodos naturales para disminuirla y de ahí pasé a descubrir una planta muy común llamada Hierba de San Juan, o Hypericum perforatum L. por su nombre científico. En el artículo hablan maravillas sobre la planta y comencé a preguntarme si algo así me podría servir cuando mi escepticismo común entró en juego y me recordó que muchos remedios caseros y demás recetas del saber popular resultan en realidad ser tóxicos (aquí recuerdo el clásico mito de la yumbina, que en realidad de filtro de amor no tiene nada y solo intoxica el cuerpo dañando las funciones cerebrales por lo cual es más sencillo engañar a una persona).
Así que decidida a encontrar una fuente certera que me asegurara la efectividad de dicha Hierba de San Juan (cuyo nombre popular me hacía dudad aún más de sus funciones...) encontré Medline Plus.
Ésta página, reforzada por la Biblioteca Nacional de Salud de los E.U. se dedica a brindar el tipo de información que yo necesitaba.
Al final conseguí mi objetivo y éste fin de semana me iré al mercado a buscar la dichosa hierba (que seguro alguna de aquellas ancestrales marchantas debe vender) para observar de manera directa sus efectos y esperar que me ayude a cambiar un poco mi trastorno depresivo.
Que debo cambiar todavía muchas cosas más. Pero por algo se empieza.
Algo con lo que no tuve tanta suerte fué al buscar medio efectivos, ecológicos y disponibles en México para apoyar al medio ambiente. En lo que más me centré fue en buscar algun medio para conseguir tener celdas solares en casa y nada. Puras noticias llamativas pero ningún contacto directo hacia algún fabricante o importador que se dedique al negocio.
Al parecer México seguirá siendo un país de promesas y sueños en éste sentido.
Y hablando de sueños, quiero hacer notar el hecho de que hablo y hablo sobre ecología pero bien que me estoy gastando la electricidad de la casa al estar a estas horas de la madrugada despierta con las luces encendidas y la computadora funcionando desde hace diez horas.
A pesar de todo el otorrino me ha indicado que debo descansar mucho más (ya que había tenido varias hemorragias nasales muy constantes) para que mi cuerpo sea capaz de regenerarse. Así que a paso lento pero trato poco a poco de cambiar mis hábitos de años.
Para finalizar el post y dirigirme a mis tareas pendientes les muestro la imagen que me hizo buscar la información de las celdas solares y un video super bueno que muestra cómo funcionan las cocinas solares.
Yoshikawa, Japón. Una zona donde TODAS las casas poseen celdas solares, ahorrando 20% de su gasto eléctrico general. Éste es mi sueño para el Distrito Federal.
Recuerdo aquel gracioso experimento en el cual uno envolvía una papa en papel aluminio y lo colocaba dentro de un plato recubierto con más aluminio... Con el jodido calor que hace estos días me cae que voy a hacerlo. En dos horas tendré deliciosas papas asadas. :Q
